Las emociones son
sentimientos que las personas utilizamos de forma innata ante cualquier
situación. Y repito, cualquier situación; desde una ligera sonrisa cuando te
levantas y escuchas las primeras notas de tu canción preferida en la radio,
hasta el más profundo miedo, cuando sientes que el suelo se desvanece ante tus
pies y que tu sombra es tan solo el corto boceto de algo que poco a poco, segundo
a segundo va desapareciendo.
Estas son imprevisibles, son bruscas, no
buscan una meta predecible ni el mejor o el peor camino, simplemente aparecen
como algo que se adueña de ti, en momentos que te impulsan ha hacer algo que
quizás si lo piensas dos veces no lo harías, pero aun así lo haces... ¿por qué?
Porque ellas te controlan. Porque tu vida está llena de clavos que te sujetan
al suelo, que te impiden que despegues. No puedes controlar tu vida, porque
estamos ante una sociedad que lo hace todo por ti. Hemos creado nuestros
criterios a partir de las bases que nos ha facilitado la sociedad. Hemos creado
un perfil por el que juzgamos a todas las personas. Y a eso señores, se le
llama ¡¡supervivencia!! Puedes tomar decisiones por ti mismo pero por mucho que
lo hagas siempre va a influir eso, y yo pregunto… ¿es necesario?, la experiencia
de una emoción generalmente involucra actitudes y creencias sobre el
mundo, que utilizamos para valorar una situación concreta y, por tanto,
influyen en el modo en el que se percibe esta situación.
Cuando mi abuelo murió, hace dos años, puedo
ver como toda la gente que me rodeaba no se podía ni mantener erguida, ni
siquiera en pie. Iban merodeando de un lado para otro y con el pensamiento
distraído. Aquel día me levanté entre gritos de sollozo de mi madre y entre
llantos de mis hermanos, baje al salón lo más rápido que pude a pesar de que
algo me decía que no tuviera miedo, que todo se iba a arreglar. Al darme mi
madre la noticia no puede contener las lágrimas, a pesar de que no quería
llorar me fue imposible. Las gotas cayeron de mi rostro como lluvia en pleno
invierno. Las ganas de salir corriendo se apoderaron de mi cuerpo. La tristeza,
el llanto, la agonía, la opresión,... se juntaron y me hicieron pasar los
peores días de toda mi vida. Lo echaba de menos y solo al pensar la idea de que
no lo volvería a ver más cada vez mis lágrimas caían con mayor fuerza.
Si yo fuera capaz de controlar mis
emociones, hubiera borrado toda la tristeza que sentí en tanto tiempo por su
ausencia. Pero, por otra parte pienso: todo ese tiempo me ha hecho reflexionar,
si no hubiera vivido ese momento con todas sus fases: las buenas, las malas;
entonces no habría vivido. Es necesario experimentar todas las sensaciones.
Ahora cada vez que me acuerdo de mi abuelo una sonrisa quiere inundar mi cara
pero también las lágrimas juegan un valioso papel en esta pelea.
La
libertad no se puede tocar, no se puede ver ni tampoco oír. La libertad es un
valor que permite a los demás valores existir. Existen tantas definiciones de
libertad que se me presenta muy difícil definirla, pero es el sentimiento que
da valor a que alguien pueda decidir las cosas por si mismo obedeciendo su
propio criterio y no dejándose influenciar por el mundo que le rodea.
También,
influye en nosotros la manera de comportarnos ante la vida y el aprendizaje ya
que todas las personas nacemos con unas características especiales. Todo esto
lo adquirimos sin darnos cuenta ya desde el momento en que venimos al mundo:
nos comportamos como nos han "enseñado" a comportarnos. Quererse a
uno mismo, ser más generoso con los demás, aceptar los fracasos, no todo
depende de lo que hemos heredado, por lo que hemos de ser capaces de seguir
aprendiendo y mejorando nuestras actitudes día a día, aprender a ser más
inteligente emocionalmente, en definitiva a ser más felices.
Pero… ¿seríamos
más libres si controlamos nuestras emociones? No, al controlar tus emociones
estás ejerciendo sobre ti una máscara, una careta que oculta tus impulsos, tus
equivocaciones, tu carácter... realmente, estas son las que hacen de ti una
persona, no cualquier ser vivo tiene emociones y ningunos de los ya mencionados
en capaz de controlarla. Una persona posee mayor libertad si no controla lo que
siente, sino le da miedo dejarse llevar por sus sentimientos o por el que dirán. Por
otra parte, yo defiendo que somos libres, pero estamos atados a nuestros actos.
Tenemos que luchar por la libertad no hay triunfo sin renuncia, una victoria
sin sufrimiento, una libertad sin sacrificio ¿Merece la pena la renuncia? ¿Merece
la pena tanto sufrimiento? ¿Merece la pena el sacrificio?
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